# Una Nueva Visión del Dinero - 5. Deseamos lo que nos hace daño

En un sistema donde la oferta es limitada y las necesidades infinitas, sería
racional comprar únicamente lo que necesitamos y que nos ayuden a estar mejor.
Curiosamente, hacemos todo lo contrario. El curso está lleno de frases que hacen
referencia a nuestra tendencia a comprar cosas que no necesitamos y que en
realidad nos están haciendo daño. No sólo estamos viviendo una locura, sino que
en nuestra locura nos estamos hiriendo a nosotros mismos a través de las cosas
que creemos desear y que obtenemos.
Una de las citas más prominentes donde vemos esta idea es en el capítulo 13
donde Jesús nos dice cómo luce el mundo real:
> En [el mundo real] no hay tiendas donde la gente compra una infinidad de cosas
> innecesarias [^T-13.VII.1:4]
[^T-13.VII.1:4]: > [In the real world] There are no stores where people buy an
endless list of things they do not need. ([CE T-13.VII.1:4](https://acimce.app/:T-13.VII.1:4))
Aquí nos dice nuevamente que el dinero lo usamos para cubrir necesidades
imaginarias y también para satisfacer caprichos innecesarios. Como vimos
anteriormente en la cita del capítulo 27, no sólo compramos cosas que no
necesitamos, sino que despilfarramos los billetes “intercambiándolos por cosas
que ni necesitas ni quieres” [^T-27.X.2:3].
[^T-27.X.2:3]: > "things, and tosses them away for senseless things it does not
need and does not even want." ([CE T-27.X.2:3](https://acimce.app/:T-27.X.2:3))
Por ejemplo, mientras escribo estas lineas poso mi mirada sobre una maceta que
compre hace meses. No tiene ninguna planta porque no tenía ninguna para poner
allí. Claramente compre algo que no necesitaba ni quería. Si realmente la
quisiera, le habría sembrado una planta allí también.
En cierta ocasión, Jesus le dijo a Helen que ella había despilfarrado más dinero
del que su esposo jamás había tenido en toda su vida. Helen era conocida por su
amor a las compras. En esta frase Jesús le esta diciendo que todas sus compras
equivalen a haber despilfarrado tanto dinero que ni su esposo había podido
acumularlo a lo largo de su vida.
Esto puede parecer trivial. ¿Qué hay de malo en esto? ¿Quién no disfruta irse de
compras, encontrar algo interesante y bonito y llevárselo a casa? Parece un
proceso inocuo, especialmente si tienes el dinero para costearte uno que otro
capricho. Sin embargo, el curso nos enseña que realmente estamos pidiendo lo que
nos hace daño.
Por ejemplo en la lección 133 del Libro de Ejercicios nos dice:
> Cuando dejas que tu mente se ocupe de asuntos corporales, de las cosas que
> tienes que comprar y de lo que es eminente de acuerdo con los valores del
> mundo, estás invitando al pesar, no a la felicidad. [^W-133.2:1-2]
[^W-133.2:1-2]: > When you let your mind be drawn to bodily concerns, to things
you buy, to eminence as valued by the world, you ask for sorrow, not for
happiness. ([CE W-133.2:1-2](https://acimce.app/:W-133.2:1-2))
Deténte unos momentos y lee con atención la cita anterior. No dejes que su
profundidad se te escape. ¿Quién hubiese pensado que dejar que tu mente se ocupe
de las cosas que tienes que comprar es invitar al pesar? Por el contrario,
pensamos que si no nos ocupamos de esas cosas el pesar vendrá a nosotros más
pronto que tarde.
La razón de esto nos lleva de vuelta a la primera lección de este taller. La
primera y única carencia que tenemos es la carencia de Dios. Estamos convencidos
de que tenemos un agujero por dentro que tiene que ser rellenado con cosas
externas. Pero ese agujero no está allí realmente, y no puede ser rellenado con
cosas de afuera. Cuando intentamos llenar ese vacío con el exterior, estamos
realmente haciendo la sensación de vacío aún más grande, estamos invitando al
pesar, no a la felicidad.
Cuando queremos cosas externas realmente estamos pidiendo lo que no tiene valor.
Lo único que tiene valor real es el amor. En la lección 133 también encontramos
esta línea:
> si eliges algo que no ha de durar para siempre, lo que estás eligiendo carece
> de valor [^W-133.6:1]
[^W-133.6:1]: > if you choose a thing that will not last forever, what you
choose is valueless. ([CE W-133.6:1](https://acimce.app/:W-133.6:1))
El tema de las compras no es, entonces, un tema tan trivial. En lugar de ser un
acto en esencia inocuo, es algo que estamos haciendo que nos traerá pesar. En
lugar de llenarnos de una sensación de riqueza, no hace sentirnos rodeados de lo
que no tiene valor.
Si estamos escogiendo lo que no tiene valor ¿cómo reconocemos que es así y
empezamos a escoger lo que sí tiene valor? El curso contiene una enseñanza muy
práctica al respecto. Para empezar a practicar lo que nos enseña, tenemos que
familiarizarnos con dos principios:
1. Que a pesar de que parezcan haber millones de alternativas entre las cuales
escoger en este mundo, realmente sólo hay dos alternativas posibles.
2. Que a pesar de las apariencias, sólo una de las alternativas te da todo y la
otra no te da nada. Una te trae alegría la otra te trae pesar.
Armados con estos dos principios podemos ahora explorar las técnicas que el
curso nos da para distinguir entre las únicas dos alternativas. Los cuatro
criterios
Jesús nos da cuatro criterios que podemos utilizar para saber si estamos
eligiendo algo que nos traerá dolor.
## 1. Si eliges algo que no ha de durar para siempre, lo que estás eligiendo carece de valor
El curso enseña que sólo lo eterno es real. A pesar de que creemos que nuestra
vida está limitada al cuerpo, nuestra alma vivirá depures de que el cuerpo no
esté. Tu ser perdurará más allá de lo que dure este planeta, las estrella e
incluso el universo físico entero. Si hay algo que no seguirá existiendo igual
que tú, entonces no puede tener un valor real.
Este criterio parece englobar demasiadas cosas, de hecho. es difícil pensar en
excepciones. Pero incluso en este mundo las excepciones existen. Solo hay que
pensar en el propósito que se les asignan a las cosas. Por ejemplo, puedes
comprar una casa. La casa no perdurará para siempre, pero si la casa tiene el
propósito de proveer un lugar de unión donde se formen relaciones santas,
entonces el propósito de la casa no es perecedero.
## 2. Si eliges quitarle algo a alguien, te quedas sin nada
Cuando tratas de obtener algo a través de privar a alguien de ello, puedes
tener total seguridad de que eso que quieres no es nada. No tiene valor. La
razón subyacente es que todo lo que le negamos a los demás, inconscientemente,
nos lo negamos a nosotros mismos. Puede que terminemos haciéndonos con aquello
que deseamos quitarle a otro, pero al mismo tiempo estaremos negándolo para
nosotros mismos y eso hará que cualquier alegría resulte efímera o imposible.
## 3. ¿Por qué razón tiene valor para ti lo que eliges? ¿Qué propósito tiene?
Hay que responder con mucha honestidad estas preguntas. ¿Estás tratando de
satisfacer los intereses de tu ego a expensas de los intereses de los demás?
Jesús dice que es muy fácil engañarse a sí mismo respondiendo estas preguntas.
No creas que eres inmune a tu auto-engaño.
Lo que hacemos normalmente es mentirnos a nosotros mismos sobre la razón por la
que queremos algo. Al rededor de nuestras intenciones egoístas ponemos una razón
heroica y noble. A veces también lo justificamos con una historia de victimismo
y merecimiento. Otras veces decimos que sólo estamos dando una justa lección a
los demás. Parece haber un millón de maneras diferentes de justificar el
egoísmo, pero normalmente se forman en dos niveles:
- Superficialmente nos decimos que nuestras intenciones son puras. Que
simplemente buscamos lo mejor para todos.
- Por debajo, creemos que podemos ganar a expensas de otros. Eso nos crea una
sensación interna de que hemos hecho mal y llevamos la mancha del pecado. Se
siente como si te volviste millonario pero a expensas de estafar a tu propia
familia.
El primer nivel es simplemente una máscara de inocencia. Nos ponemos la máscara
porque por dentro nos sentimos culpables. Nos ponemos a la defensiva cuando
alguien quiere desenmascararnos.
Por suerte, ambos niveles son un auto-engaño. No es cierto que queremos cosas
por razones puras y tampoco es cierto que hemos ganado a expensas de otros.
Recordemos el segundo principio. O ganamos todo o no ganamos nada. Al creer que
podemos ganar a expensas de otro, no estamos ganando nada. La fortuna que
ganamos estafando a la familia no era una fortuna después de todo. No era nada.
## 4. Si sientes el más mínimo vestigio de culpa con respecto a lo que has elegido
Si tus razones son puras, ¿por qué sientes culpa? Sentir culpa es la prueba de
que estás escogiendo algo que no tiene valor. Si estás defendiendo tu inocencia,
entonces es simplemente una máscara.
Este es el último criterio a aplicar. Si sientes el más mínimo vestigio de culpa
con respecto a lo que decides, entonces estás apoyando los objetivos del ego y
estas escogiendo lo que te hace daño.
Imagínate poder comprar y tener cosas y no sentir ninguna culpa por ello. Es
posible si dejas de escoger lo que no tiene valor. En cada decisión en la que no
estés seguro sobre qué escoger, asegúrate de aplicar estos cuatro criterios.
Probablemente cambiarás de parecer con respecto al objetivo que quieres
alcanzar.
## Ejercicio
Cuando tengas unos minutos en el día para hacer este ejercicio, busca papel y
lápiz para poder anotar, dibuja una tabla como la que se muestra de ejemplo aquí
abajo y dedica varios minutos a escribir tantas cosas como te vengan a la mente
que quisieras lograr, alcanzar u obtener.

Para cada deseo dedica varios instantes a responder con mucha honestidad los
cuatro criterios. La honestidad es la clave en este ejercicio, especialmente en
el último criterio. La culpa muchas veces se encubre bajo otros nombres. Si
sientes el más leve vestigio de culpa con respecto a tu deseo, así te parezca
que lo que quieres está justificado y es lo que te mereces, responde sí a esa
pregunta.
Una vez que hayas llenado tus deseos y respondido a los cuatro criterios, decide
si el objetivo que estás persiguiendo es del ego y por lo tanto un objetivo que
te hará daño. Luego puedes decirle a Dios:
> "Yo realmente no quiero lo que me hará daño. Muéstrame qué objetivos tengo que
> alcanzar"
## La práctica de hoy
### En la mañana
Dedicaremos nuevamente 15 minutos en la mañana a practicar las ideas que estamos
aprendiendo hoy. El objetivo es pasar la mayor parte de esos quince minutos en
silencio mental y en conexión con Dios. Lo haremos usando esta técnica:
1. Cierra los ojos y recuérdate a ti misma que quieres hacer este ejercicio y
que los beneficios que te traerán son algo que realmente deseas.
2. Deja que a tu mente vengan pensamientos. Algunos serán del pasado, otros de
problemas que quieres resolver o cosas que tienes que hacer en el día.
3. Enfrenta cada pensamiento diciendo con calma pero con mucha firmeza: "este no
es el objetivo que quiero perseguir ahora, mi objetivo es la paz"
4. Repite hasta que te encuentres en un estado de silencio y paz.
### Durante el día
A lo largo del día observa tu mente. Estarás en búsqueda de pensamientos que te
digan que deseas algo. Puede ser un objetivo material o inmaterial. Trata de
revisar mentalmente si ese objetivo persigue algo realmente valioso aplicando
los cuatro criterios. Si te descubres deseando algo que no tiene valor di para
ti misma:
> "Hoy no le daré valor a lo que no lo tiene"
Usa el temporizador de tu teléfono para recordarte al menos cada 20 minutos que
hoy no desearás lo que te hace daño. Recuerda esta frase y dila lentamente, para
que las palabras cobren sentido en tu mente:
> "Hoy no me haré daño a mi misma dándole valor a lo que no lo tiene"
---
- [Preferred Frame Writing on GitHub.com](https://github.com/siran/writing)
(built: 2025-12-11 22:15 EST UTC-5)