# Una Nueva Visión del Dinero - 3. La raíz de todos los males
En la introducción dijimos que una visión del dinero es que éste es
intrínsecamente malo, la raíz de todos los males. De alguna manera tenemos
grabado en el inconsciente la idea de que el dinero es causa de los tantos males
que vivimos. ¿Quién no ha pensado que sin los injustos sistemas que el dinero
impone tendríamos una mejor sociedad y un mejor mundo? ¿Y quién no ha pensado
que el dinero tiene el poder de corromper a cualquiera? Todos tienen su precio,
reza un famoso dicho.

Jesús nos dice en el curso que el dinero es un efecto de una causa anterior y
que por lo tanto no se le pueden atribuir males:
> El problema de la autoría, no el dinero, es la verdadera "raíz de todos los
> males". El dinero es sólo uno de sus muchos reflejos, y es un ejemplo
> razonablemente representativo del tipo de pensamiento que surge de él. La idea
> de comprar y vender implica precisamente el tipo de intercambio que el
> espíritu no puede entender en absoluto, porque su propia oferta siempre es
> abundante y todas sus demandas están completamente satisfechas. (CE
> T-4.II.1:3-5)
La separación puede entenderse como un proceso que emprendimos con el objetivo
de convertirnos en nuestros propios autores. Primero negamos a Dios como nuestro
divino Autor y luego iniciamos un viaje en el que imaginamos que nos creamos a
nosotros mismos. A eso el curso lo llama “el problema de la autoría”. El
problema es que estamos confundidos con respecto a quién es nuestro autor.
Puedes imaginar esto como pretender que te vas de casa, te golpeas la cabeza y
gracias a tu amnesia no recuerdas quién es tu padre. Sin embargo, no porque lo
hayas olvidado tu padre deja de ser quien es. Una simple prueba de paternidad
podría comprobar de dónde vienes.
Lo que dice Jesús es que estar confundido acerca de quién te creó es la raíz de
todos los males. El dinero no lo es, puesto que el dinero es sólo un reflejo
entre muchos otros del problema de autoría. Aquí Jesús está liberando al dinero
de la visión antigua y prevalente de que es la causa de todo mal.
Automáticamente podríamos pensar que Jesús se está aliando con la visión moderna
de que el dinero es intrínsecamente bueno, tu derecho divino, la demostración de
que estás haciendo la voluntad de Dios.
Sin embargo, Jesús no se alía con esa visión tampoco. Está claro en ese párrafo
que Jesús categoriza el dinero como parte del problema al decir que es un
concepto que surge como producto del problema de autoría. De hecho, dice que la
idea que representa es lo contrario a lo que ocurre en el cielo.
Al final de este párrafo podemos ver que el cielo se describe como una condición
donde siempre somos abundantes y no tenemos necesidad alguna. El lenguaje que
utiliza está claramente asociado a la formulación de la ley básica de la
economía de “oferta y demanda”. Si hubiese una economía en el cielo, diríamos
que la oferta es siempre abundante y la demanda siempre está completamente
satisfecha.
¿En qué sentido es el dinero un ejemplo representativo del problema de autoría?
La separación llevó a cabo un proceso de inversión donde estamos,
metafóricamente hablando, “patas arriba”. Lo que es verdad en el cielo, al estar
invertidos, termina siendo lo contrario en este mundo. En el cielo la oferta es
siempre abundante y la demanda está siempre satisfecha. Sin embargo, el dinero,
al ser un reflejo de la idea de separación, termina ejemplificando leyes
contrarias. En este mundo, la oferta es escasa y la demanda nunca está
satisfecha. El dinero es esa loca idea que surge en un mundo donde la escasez
reina.
La manera de deshacernos de la idea de que el dinero es la causa de los
problemas, así sea sólo de unos pocos, es resolviendo internamente el problema
de autoría, también llamado el problema de autoridad en el curso. Mientras
creamos que hay cosas externas, o internas, que tienen el poder de causar las
calamidades que vivimos, estamos confundidos con respecto a quién nos creó.
Jesús enfatiza la importancia de resolver este problema lo antes posible:
> Es esencial que todo este problema de autoridad sea desechado voluntariamente
> de una vez por todas. ²No comprendes lo importante que es esto para tu
> cordura. Estás completamente loco con respecto a este punto. (CE T-3.XI.1:1-3)
Curiosamente, la forma de deshacernos de este problema es reconociendo que es un
problema ficticio, un problema que hemos creído que está allí pero que realmente
es un espejismo. ¿Cómo podemos entender esto? Encontramos la clave en estos
párrafos:
> La paz es una herencia natural del Hijo. Cada uno es libre de negarse a
> aceptar su herencia, pero no es libre de establecer cuál es su herencia. El
> problema que cada uno debe decidir es la cuestión fundamental de su propia
> autoría. (CE T-3.X.11:1-3)
>
> No puedes encontrar paz mientras este problema de autoridad continúe. Pero la
> verdad sigue siendo que no hay ningún problema al respecto. No hay nadie que
> no se sienta prisionero de alguna manera. Si esto ha sido el resultado de su
> propia voluntad libre, debe considerar su voluntad como si no fuera libre, o
> el razonamiento obviamente circular de su propia posición sería bastante
> evidente. El libre albedrío debe conducir a la libertad. (CE T-3.X.12)
El problema de autoridad puede ser reducido a una simple frase: “mi voluntad y
la de Dios son distintas”. Si fuesen la misma voluntad no habría ninguna
autoridad a la que oponerse y no habría tampoco problema alguno. Así que el
problema es que he usado mi libre albedrío para oponerme a la voluntad de Dios.
Me he opuesto a su voluntad al creer que soy el autor de mi propia realidad.
Cada uno de nosotros piensa que puede hacer de la realidad como mejor le
parezca. Que podemos construir nuestra identidad como mejor nos plazca a través
de nuestros actos y las historias que tejemos. Tramamos nuestra propia historia
y construimos nuestra propia imagen con el paso de cada día. Tenemos un apego
muy fuerte a ser los autores de nuestra propia realidad.
Si tengo problemas de dinero y la paz es mi herencia natural, eso quiere decir
que estoy negando mi herencia. La evidencia de que la estoy negando está en que
no tengo paz por dichos problemas o porque me siento un prisionero de las
circunstancias, no el hecho de no tener dinero. Como la voluntad de Dios es mi
herencia y mi herencia es la paz, eso quiere decir que he decidido vivir lo
contrario a la voluntad de Dios. Por lo tanto, estoy haciendo uso de mi libre
albedrío para aprisionarme a mí mismo. ¡Qué locura!
No nos damos cuenta de este razonamiento circular y demente porque, en lugar de
pensar que hemos usado nuestra libertad para aprisionarnos, pensamos simplemente
que nuestra voluntad no puede ser libre. Que estamos a merced de la voluntad del
mundo y de otras personas.
¿Será que puedo aceptar sin reservas que otro Ser es responsable de que exista y
de lo que soy? ¿Será que puedo aceptar que usé mi libertad para negar mi
Creador? ¿Será que puedo usar mi libre albedrío no para aprisionarme sino para
ser libre? ¿Por qué no habría de aceptar la paz, que es mi herencia?
## Práctica
### Durante el día
La manera de usar estas ideas en la práctica es declarando tu independencia de
las cosas que parecen definir lo que eres. ¿Qué cosas de este mundo crees que te
definen? ¿Qué cosas de este mundo tienen el poder de alterar tu imagen?
Hoy pasaremos el día identificando esas cosas que parecen ser nuestro autor, y
declarando la independencia de ellas. Algunos ejemplos:
* "Creo que el dinero tiene el poder de definir lo que soy, lo que hago o puedo
dejar de hacer."
* "Creo que la opinión de otros tiene el poder de alterar cómo me veo y cómo me
comporto."
* "Creo que la falta de ciertas cosas como el agua, la electricidad o el
silencio tienen el poder de alterar mi paz."
* "Creo que hay ciertas comidas, bebidas o sustancias que pueden afectar mi
estado de ánimo."
* "Creo que hay rituales que me pueden hacer sentir mejor."
Mantente alerta durante el día para identificar cualquier pensamiento que
parezca indicar que el mundo es tu autor y tiene la capacidad de dictar lo que
eres o cómo te sientes. Lo sabrás fácilmente siempre que veas que has perdido la
paz. Cada vez que identifiques un pensamiento de esta clase, responde
inmediatamente con la verdad diciendo:
> "Me he inventado que este(a) ________ tiene el poder de alterarme. Pero mi
> verdadero autor es Dios y mi herencia es Su paz."
Por ejemplo, si te encuentras angustiado/a por una deuda o porque alguien tiene
una mala opinión de ti, puedes decir:
> "Me he inventado que esta deuda tiene el poder de alterarme. Pero mi verdadero
> autor es Dios y mi herencia es Su paz."
> "Me he inventado que esta opinión tiene el poder de alterarme. Pero mi
> verdadero autor es Dios y mi herencia es Su paz."
Como de costumbre, recuerda decir las palabras muy lentamente y sintiendo su
significado. No se trata de repetir como un loro, sino que te des el permiso de
sentir cómo el contenido que esas palabras representan tiene el poder de
disolver las ilusiones. Recuerda aplicar la respuesta a la tentación hasta que
sientas un cambio interno. También te puede ayudar decirlas con una sensación de
que estás declarando tu independencia de esas cosas externas.
Adicionalmente, configura el temporizador de tu teléfono para que te recuerde
cada 20 minutos esta verdad. Es importante que mantengas una idea verdadera en
mente a lo largo del día, de lo contrario, tu mente se perderá en las
distracciones diarias y pensarás que el mundo es tu autor. Puedes usar esta
frase:
> "Mi valía no lo establece nada de este mundo. Mi valía fue establecida por
> Dios."
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